Hambre o emoción

Hambre o emoción

Con frecuencia cometemos el error de pensar que siempre que tenemos “ganas de comer” remite al hambre ya que muchas veces no es así, con frecuencia emociones como preocupación, enojo o tristeza nos conducen a comer y es a lo que llamamos comer emocional.

Comer emocional se refiere a comer innecesariamente y sin hambre, básicamente se detecta porque la sensación está en pecho, manos y principalmente en boca.

El principal problema de esta es que no tiene saciedad y puede generar que comamos en exceso sin darnos cuenta.

A veces confundimos hambre con emoción porque nos expresan en nuestra familia el cariño a través de la comida, si cuando lloramos nos dan un chocolate, cuando nos portamos bien nos dan una paleta y los niños que mejor se  portan en la escuela reciben dulces evidentemente el registro de la comida tiene un efecto de “premio” y ¿porque no repetiríamos el patrón en nuestra vida adulta? Gran parte del comer emocional está fundamentado en los mensajes infantiles que recibimos “te lo comes todo”, “si te comes todo te doy un postre”, etc, que más allá de estar enfocados a enseñar a los niños a registrar su hambre están enfocados a comer todo lo que hay en sus platos ¿por qué no  repetiríamos en patrón de adultos? También en la parte de idealización de la comida es importante el darle un valor tan grande en nuestras vidas cuando finalmente no es para tanto genera que cada vez que tenemos un problema, preocupación o por qué no un buen festejo recurramos a ella como complemento a lo que sentimos.

Debemos para evitar estos problemas, aumentar la educación alimentaria en los niños y enseñarlos desde pequeños a comer con moderación y evitar que los dulces, el azúcar y las chatarras sean los motivos de castigos o premios a las
conductas que tienen.

Giselle Sarquis
Nutrióloga Clínica
www.activasalud.com.mx

Emmanuel Cocone

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